lunes, 26 de marzo de 2012

Glosando Burning Veneno del rock. El ultimo concierto de Toño Martín

El último concierto de Toño Martín, Sala Bolos (Bilbao) 1983




La formación clásica de Burning (Toño, Pepe Risi, Johnny, con el acompañamiento de un baterista y bajista cambiante y de Mikel Slingluff al saxo) surgió en 1972-1974 y se rompió a fines de 1983. Para entonces la batería la alternaban Lito y Daniel Assante, y en el bajo estaba desde hacía algunos años Manuel Fernández, que había sustituido al fundador Quique Pérez. Cuando Burning se quiebra, Pepe Risi y Johnny se quedaron en Madrid, Johnny registra el nombre a espaldas del resto, y ambos siguieron con el nombre de Burning editando  LP “Noches de rock and roll”; Mikel al saxo permaneció con ellos. Antonio se fue a Briviesca con su mujer e hija, y Manolo a Bilbao.
De todo ello se habla en el libro. ¿Qué podemos añadir ahora, con datos adicionales? ¿cuál fue el último concierto de la primera formación, y cuando se produjo exactamente la ruptura formalizada a raíz de la conversación en la cervecería Santa Bárbara? En el libro se plantea  el otoño de 1983. Ahora podemos precisar que todo ocurrió en diciembre de 1983 y enero de 1984. El último concierto de la banda tuvo lugar concretamente en la sala Bolos, de Bilbao, el 10 de diciembre de ese año, o al menos no consta ninguno posterior, y la ruptura  del grupo se produciria en las semanas siguientes, en concreto a principios de enero de 1984, que es cuando Johnny solicita el registro del nombre, que segun sus propias palabras fue la tarde del mismo dia en que se planteó en una cervecería la marcha de Toño, y poco antes de que se presentaran en concierto en la fiesta del estudiante de nuevo, ahora con Pepe Risi como nuevo cantante.




Tiempo antes, la esposa de Toño, la burgalesa Esther, había regresado a su Briviesca natal, junto con la pequeña Penélope, a llevar un negocio. Burning continuaba en activo  y tocaba con frecuencia por el norte, donde los grupos de rock estaban más de moda que en el Madrid tomado por la “movida” pop.


Y es que en Madrid les hacian poco caso, pero en Bilbao se producía la eclosión del rock en todas sus formas,  y acababa de abrirse ese año la que sería la sala de conciertos más famosa, la sala Bolos, por detrás del Ayuntamiento, que se venía a considerar el equivalente del Rockola madrileño, y que tenía su réplica en el bar Gaueko, que vendría a ser como el Penta madrileño, al que se recuerda como “un antro de lo más peculiar en la calle Ronda, decorado con tazas de váter y bidés.” La sala Bolos era así denominada por el nombre o apodo de su propietario, Hipólito “Bolo” García, manager del grupo femenino las Vulpess, que generaron escándalo en un programa televisivo. “Bolo” cuenta en el libro del año 2009 "Lluvia, hierro y rock n roll. Historia del rock en el Gran Bilbao 1958-2008" escrito por Alvaro Heras Gröh lo siguiente: “El Bolos fue para Bilbao como el Rockola para Madrid –risas-. Conciertos en 1983 y 1984 hubo muchos…Burning estuvieron dos veces tocando. Antoñito el cantante venía mucho, pues su mujer vivía en Miranda (sic por Briviesca)... En la parte de arriba había una estancia grande que utilizábamos como cabina del pincha y camerinos, y el Antoñito se metía allí a chutarse caballo, era la hostia. Se empeñó en venir a tocar al Bolos, y como yo no podía pagarles su caché, aceptaron venir a taquilla. La sala ponía el equipo y se quedaba con la barra. La primera vez (1983) se llevaron 300 pepinos, que ya era pasta, fue un llenazo impresionante….Bolos duró hasta el año 1987, en que los contínuos conflictos con los vecinos nos obligaron a cerrar. La verdad es que era demasiado grande como bar y demasiado pequeño como sala de conciertos”.





Pero vayamos a ese dia, el 10 de diciembre de 1983, y al último concierto de la formación clásica en la Bolos: Antonio, Pepe Risi, Johnny, Manolo Fernández, Lito en la batería, Mikel al saxo. Cae la noche. El local, como dice el propietario, era pequeño y registraba un lleno absoluto, 500 personas...









Los Burning llegaron a Bilbao con lo puesto, sólo se trajeron los instrumentos más ligeros, como la Negrita de Risi.




-A Bilbao- cuenta un asistente al concierto, Eduardo Desotomerrio- no desplazaron material propio. La batería era una acústica, no la eléctrica que habían tocado en Rockola. Johnny no utilizó el Yamaha de siempre, sino un instrumento alquilado por la sala con mueble de madera que recordaba a una pianola de pared propia de un saloon del far west. .




Y en esas condiciones, entre calor, drogas, tensiones, comienza el concierto. Antonio se encontraba incómodo, sudaba… En medio del concierto, pidió que le apagaran un foco:




-¡Con tanta luz esto parece un campo de concentración!.




También se quejaba del calor, y solicitó que abrieran la puerta, pues aquello parecía una sauna… Con razón: Al batería le dio una lipotimia en medio del concierto, y hubo que parar durante diez minutos.




Por otro lado, ya existían en el grupo las tensiones que les habían acompañado desde los tiempos de Atrapado en el amor.




- Musicalmente-prosigue Eduardo- fue un concierto bastante penoso. Risi, con ese sudor tan abundante del yonki, empezó a hablar de Chuck Berry diciendo que “me detuvieron con la disculpa de que se había ido con una cría”. Y Toño le cortó en seco conminándole a “dejar de meter el rollo”, para indisimulado cabreo de Pepe.

No obstante, el dueño de la sala tiene otra opinión y recuerda el concierto como un gran éxito.


Algunos amigos aprovechan para acompañarles a camerinos, y descubren como Risi aprovecha para chutarse… Lito comenta que están rodando en los conciertos un tema nuevo, Estrella de la radio, que sin embargo dejan fuera de este concierto… Pero esa canción, ya presentada en vivo en la Fiesta del Estudiante y de la Radio como homenaje a los periodistas musicales, nunca la llegarán a grabar, y Risi lo convertirá después en “Nena”, igual que “Angel caído”, otro inédito, se convierte en “Cristina”.




Hay quien rememora también a Manolo, su pose altiva y chuleta, muy Burning:




- Sentado en las escaleras del Bolos que subían a la zona de cabina y camerinos y andando muy estirado, con aire altivo y muy despacio, en plan estrella de rock para que todos le miraran…




El propio Manuel se recuerda a sí mismo con su esbeltez, que hacía que le situaran por detrás de Risi y de Toño, que era bastante bajo, para no robarles protagonismo.




-En ese concierto íbamos a la aventura, a taquilla, pero nos salió muy bien, porque llenamos.




Entre los asistentes que abarrotaban la sala, pues los Burning eran muy famosos en Bilbao en aquella época, se encontraban jóvenes músicos locales, como los que luego formarían la banda “Flying Rebollos”, que tras la muerte de Pepe Risi en 1997, recordaría a Pepe en el tema “Cuatro acordes”:




Toqué el Hey Nena y el Miéntelas,




Gusté de los tragos fuertes…




Te vi en el Bolos, sudando,




Ya tenías fichas de muerte”.
















El concierto termina. Cuando los Burning vuelvan a tocar en la sala Bolos al año siguiente, Manolo se sube con su antiguo grupo a tocar unas canciones pero ya no está Toño, retirado a Briviesca.  Cuando Burning visita Briviesca, sin embargo, Toño, que se encuentra en el público, se niega a subir al escenario… Ya nunca lo hará. Tras el registro del nombre por el teclista a sus espaldas, no podía aceptar cantar en el grupo que eĺ habia fundado.  Y estaba desencantado con la industria musical. En 1985 y 1986 Antonio Martín firma sendos escritos en fanzines bilbaínos. En 1985 el ya conocido “Vendidos como estrellas, tratados como payasos”, y en 1986 otro en que reconoce que algunos de los temas de “Hazme gritar” son buenísimos, “ponen los pelos de punta”, pero vierte algunas críticas, nota indecisión en la forma de cantarlos. Eso sí, en  Briviesca, el bar que frecuenta tiene empapeladas las paredes con poster de Burning.

Sobre las razones de la marcha de Toño a Briviesca, me remito a la entrevista con su hija en este mismo anexo.











Ricardo Moyano, febrero de 2012